El Día del Niño y la Niña nos invita a reflexionar sobre un derecho fundamental: el derecho a aprender. En un mundo donde la educación es la clave para el desarrollo personal y social, es crucial recordar que cada niño y niña tiene el derecho inalienable de acceder a una educación de calidad que les permita crecer, desarrollarse y alcanzar sus metas.

El derecho a aprender va más allá de la simple adquisición de conocimientos. Implica garantizar un entorno seguro y estimulante donde los niños y niñas puedan explorar, experimentar y desarrollar sus habilidades y el fomento de valores como la tolerancia y el respeto hacia los demás. No obstante, este derecho no siempre se cumple de manera equitativa ya que existen barreras que impiden a los niños y niñas acceder a una educación de calidad. La falta de infraestructura escolar y la discriminación son algunos de los obstáculos que se enfrentan para ejercer el derecho a aprender. 

Algunas de estas historias llegan a nuestras escuelas en distintos momentos del ciclo escolar pidiendo la oportunidad de un espacio, ante el rechazo constante en instituciones privadas y públicas, teniendo como constantes la exclusión y el rechazo de estudiantes por motivos de discapacidad, problemas conductuales o de rezago escolar. Asimismo, nos enfrentamos a casos de alumnos que hasta los 9 o 10 años tienen su primera experiencia escolar, lo que los coloca en una situación de desventaja, abriendo una brecha social que afecta su calidad de vida.

Partiendo de lo anterior, es responsabilidad de todos, gobiernos, instituciones educativas, familias y sociedad en general, trabajar en conjunto para garantizar que este derecho sea una realidad para todos los niños y niñas. Esto implica invertir en la mejora de la infraestructura escolar, asegurar la capacitación y bienestar de los docentes, promover programas inclusivos que atiendan las necesidades de cada niño y niña y crear un ambiente que fomente la curiosidad, la creatividad y el amor por el aprendizaje.

En el marco del Día del Niño y la Niña recordemos que cada uno tiene el derecho fundamental de aprender y crecer en un entorno que les brinde oportunidades y herramientas necesarias para alcanzar su máximo potencial. Debemos trabajar juntos para eliminar las barreras para el aprendizaje y la participación que impiden el acceso a una educación de calidad y asegurar que nadie se quede atrás. El futuro de nuestra sociedad depende de cómo cuidemos y fomentemos el derecho a aprender de nuestros niños y niñas hoy.