Aprendiendo juntos

 José Ernesto de Lira Cervantes

 Aguascalientes

 04/04/2024

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Al iniciar un nuevo ciclo escolar hago una evaluación diagnóstica para conocer el nivel de logro de aprendizajes que tienen nuestros alumnos, y así desarrollar un plan de atención adecuado para buscar nivelar a los que presenten rezago, normalmente este desnivel es mayor con alumnos con alguna condición.

En este artículo más que hablar del rezago educativo desde la teoría, quisiera centrarme en un caso real que me dejó aprendizajes como docente de secundaria y que me hizo reflexionar sobre nuestro papel para acompañar aquellos casos en donde nuestros estudiantes no están alcanzando el nivel esperado de aprendizaje.

Joselyn es una alumna de 11 años que ingresó a la secundaria diagnosticada con el Síndrome de Asperger del TEA, desde su llegada, el equipo de USAER me compartió que su nivel de aprendizaje era equivalente al de una niña de 3er grado de primaria. Durante su primer año, aunque no era mi alumna, me dediqué a observar y me di cuenta de que era muy común que se saliera de su salón de clase para pasar el tiempo caminando alrededor del patio cívico entrelazando sus manos y girándolas frente a ella, mientras hablaba con voz baja consigo misma.

Mis compañeros maestros comentaron que Joselyn presentaba momentos de violencia y esto dificultaba que se pudiera trabajar con ella. Cuando llegó a mi aula en segundo grado, aunque tenía los antecedentes mencionados, decidí acercarme con el equipo de USAER para que me orientaran en la manera de poder atenderla y también poder hacer las adecuaciones a mis planes didácticos. 

Permití que ella decidiera en qué lugar se sentaría, y en qué equipo participaría, pero tal vez la decisión más importante fue que los ajustes y adecuaciones a las actividades en el aula se limitarían a permitir que ella trabajara de manera autónoma, ya que su interacción con sus compañeros de equipo fueran muy pocas; además, decidí trabajar con ella los mismos contenidos que todos los demás alumnos llevarían en segundo grado, con pequeños ajustes específicos, pero también con la creencia de que ella podía aprender a la par de sus compañeros.

La clase se desarrollaba de igual manera para todos, solamente al momento de resolver los problemas planteados, se le proyectaban a ella en el pintarrón, y de esta manera, pasaba al frente a resolverlos. El monitoreo con ella era constante para darle alguna indicación o corrección pertinente, y en general siempre terminaba las actividades.

De acuerdo con las adecuaciones planteadas para ella en clase, siempre busqué que se sintiera parte del aula y así logré que desde que me veía en el aula interactuara conmigo (llevaba mi maletín al escritorio) y así logré que nunca se saliera de mi clase.

Fue muy emocionante observar sus logros, recuerdo cuando obtuvo la tabla de distribución de frecuencias al calcular la probabilidad real de obtener un número del 1 al 6 al lanzar un dado al aire; ella lo hizo sin la ayuda de nadie y como ese, hubo muchos ejemplos más.

Jocelyn puede resolver problemas matemáticos del nivel de escolaridad que le corresponde y gracias a ella aprendí que la clave está en nosotros sus maestros, que debemos estar en constante formación para poder atenderlos de acuerdo con sus características.
Con ella aprendí que todas y todos podemos aprender.  

José Ernesto de Lira Cervantes

Aguascalientes


Profesor de educación secundaria en las disciplinas de Matemáticas y Robótica por 30 años, actualmente subdirector académico de escuela secundaria. Licenciado en Educación Media en el Área de Matemáticas por la ENSFA e Ingeniero en Electrónica por el ITA, Diplomado en Políticas Públicas Educativas por la UCA Y Diplomado en Robótica Pedagógica por el CTE del IEA.

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