La resignificación docente desde la narrativa autobiográfica

 Juan Carlos Jiménez Hernández

 Premio ABC 2021/ Tamaulipas

 31 de Enero del 2025

#Escribir #ExpericenciasDocente #AsesorTecnicoPedagógico #NarrativaAutobiografica #HabilidadesSocioemocionales 

Comparte este artículo:

La frase "Conócete a ti mismo" es uno de los proverbios más emblemáticos de la antigua Grecia, la cual se encontraba escrita en la entrada del Templo de Apolo en Delfos. Ha perdurado a lo largo de los siglos, manteniéndose vigente porque su mensaje nos recuerda la importancia de mirar hacia adentro, entender nuestra propia esencia y hacer del autoconocimiento un pilar para vivir con plenitud y sabiduría, lo cual aplica, con certeza, a la profesión docente y a la vida de los trabajadores de la educación.

En ese orden de ideas, la narrativa autobiográfica es una de las mejores herramientas para que las y los docentes nos conozcamos a nosotros mismos, porque es un tipo de texto en el que el autor relata aspectos significativos de su propia vida, ya sea de manera completa o enfocándose en eventos, experiencias o etapas específicas. En este tipo de narrativa, la perspectiva principal proviene de la primera persona ("yo"), y el maestro se convierte en el narrador de su propia historia.

Siguiendo con este razonamiento, comparto un ejemplo que es ilustrativo sobre una de las anécdotas que me sucedió siendo maestro de grupo y que bien refleja el diario acontecer quienes orgullosamente nos hemos desempeñado como maestros y maestras frente a grupo.

En el ciclo escolar 2010-2011, mientras desarrollaba un contenido sobre la flora y la fauna de las diferentes regiones del mundo, en el grupo de 6º “A”, Manuela, una niña muy seria y dedicada en el estudio, me hizo el siguiente cuestionamiento:

- Profe, ¿puedo hacer la tabla acostada (con el cuaderno en posición horizontal).
-¿Por qué? le pregunté
-¡Porque tiene sueño!
Y por supuesto, las risas de todo el grupo, incluyéndome, no se hicieron esperar.

De esta anécdota, se entiende que, en la narrativa autobiográfica, los maestros encuentran una oportunidad única para resignificar su labor y redescubrirse a sí mismos.  

Este ejercicio no se trata únicamente de relatar anécdotas o documentar logros, sino de abrir una ventana al alma de la profesión. A través de las palabras, los docentes capturan los momentos que les han definido: la primera vez que un alumno entendió algo que parecía imposible, las horas extras invertidas en un proyecto, o la emoción de ver crecer a quienes alguna vez tuvieron en sus aulas.

Escribir sobre la propia experiencia y leer la de los colegas, permite a los maestros reflexionar sobre el impacto de su labor en la vida de los demás y en la propia. Al construir estas narrativas, los educadores no solo cuentan su historia, sino que la reinterpretan. Lo que alguna vez pudo parecer una rutina se convierte en un acto trascendental; lo que parecía pequeño, adquiere una magnitud inesperada. La narrativa autobiográfica, entonces, es más que un ejercicio literario: es una herramienta de resignificación y autoafirmación.

Por lo tanto, se puede afirmar que leyendo y escuchando conoces a los demás; escribiendo y hablando te das a conocer. La escritura autobiográfica permite que cada maestro o maestra no solo exprese lo que vive, sino que dé sentido a las experiencias que lo han moldeado como educador. Desde los días en que se presentaron por primera vez ante un grupo de alumnos, hasta los desafíos cotidianos que implican adaptarse a nuevas realidades, estas historias son testimonio del esfuerzo constante que traspasa las paredes del aula.

En cada relato, se puede encontrar el eco de una vocación que trasciende los límites de lo laboral. Los docentes no solo enseñan materias, sino valores; no solo imparten conocimiento, sino esperanza. Reconocer esta labor, no es un mero formalismo, sino un acto de justicia que coloca a las maestras y maestros en el lugar que merecen: el corazón del proceso educativo y del cambio social.

La narrativa autobiográfica también invita a replantear el significado de lo que implica enseñar. ¿Qué significa para un docente recordar la mirada de un estudiante que por fin entendió una lección complicada? ¿Qué emociones se despiertan al narrar las veces que se ha tendido una mano más allá de lo académico?

Estas reflexiones, que surgen de la escritura, permiten a los maestros reconectarse con la pasión que los llevó a elegir este camino y descubrir nuevas formas de inspirar y ser inspirados.

En este ejercicio, el maestro no solo se descubre a sí mismo, también se convierte en un espejo para otros. Cada historia escrita y compartida es un faro para quienes comienzan en esta profesión y un recordatorio para la sociedad de la importancia de valorar la labor docente.

Así, las narrativas autobiográficas se erigen como herramientas no solo de resignificación personal, sino de transformación colectiva, en una búsqueda constante por construir una educación más humana y justa, que reconozca el derecho de aprender de los niños y de las niñas, como el interés superior de las políticas educativas.

Escribir es, entonces, un acto de resistencia y reivindicación. A través de sus propias palabras, los docentes pueden reclamar su lugar como pilares de la transformación educativa en México. Porque al final, cada historia narrada es una huella imborrable en el camino hacia una sociedad más empática, consciente y solidaria.

En un mundo donde la labor docente, a menudo se da por sentada, donde el maestro constantemente es mitificado en el discurso, pero negado en la práctica social, este acto de escritura se convierte en resistencia. Es una manera de decir: “Estoy aquí, y mi trabajo importa”, además de que obliga al educador a dar la mejor versión de sí mismo.

El proceso de resignificación a través de la narrativa autobiográfica también conecta a los docentes con la humanidad de su labor. En un sistema que a veces prioriza cifras, datos y estándares, estas historias recuerdan que la educación es, antes que nada, un acto profundamente humano. Cada palabra escrita es una declaración de amor por la enseñanza y una invitación a los demás para entender que detrás de cada aula hay un corazón que late con pasión, esfuerzo y dedicación.

Al final, la narrativa autobiográfica no es solo un testimonio personal, sino un legado, porque la vida magisterial sin escritura, es una árida transición entre el útero y la tumba. 

Juan Carlos Jiménez Hernández

 Premio ABC 2021/ Tamaulipas

Es Doctor en Políticas Educativas por el Centro Regional de Formación Docente e Investigación Educativa (CRETAM); cursó una maestría en Innovación Educativa en la Universidad Pedagógica Nacional 281 de Ciudad Victoria, Tamaulipas y es licenciado en Educación Primaria por la Escuela Normal Federalizada de Tamaulipas. Cuenta 26 años experiencia docente. Se desempeña como Asesor Técnico Pedagógico en la Zona Escolar 118, Sector 22 de Nivel Primaria en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Ganador del Premio Nacional ABC 2021, Aprendiendo en Comunidad, en la categoría Ser Comunidad, con el Proyecto Clases en tu Hogar Radio.

CAPÍTULOS DE MEXICANOS PRIMERO